viernes, 1 de julio de 2011

Hacer lo que se quiera

¿Tenemos el poder de hacer lo que querramos? ¿Tenemos la capacidad de hacer lo que sea que nos interese? No me refiero a cómo pasa uno el día, si hace lo que quiere con su día. Me refiero a que si nos interesa hacer algo en particular, ¿tenemos la capacidad de hacerlo?

Pintar un cuadro, cantar, entender la matemática... Yo creo que sí. Hay personas que hacen más cosas que otras, otras que se dedican a cosas puntuales y al resto de las cosas las toca como por encima. Hay distintas formas de afrontar los desafíos. Hay gente que se lanza a hacer lo que sea con total confianza en que lo va a hacer bien, otros con la confianza de que si les sale mal no va a ser nada grave, otros con el miedo constante de no hacerlo bien en cualquier momento, otros con la certeza de que se van a equivocar y el total despego a cualquier expectativa, y otros que tienen tanto miedo de hacerlo mal, como si sólo se lo pudiera hacer "bien" (y andá a saber el significado de ese "bien" para cada uno), que ya entonces no lo hacen. Hasta se pueden convencer de que eso que les da tanto miedo en realidad no es para ellos. Que era una bobería haber querido hacerlo, que es para otro tipo de persona, totalmente distinta, si no "contaria" a ellos. Estos son todos manejos de la mente. Depende de lo que creamos lo que podemos hacer. La típica escena del niño parado al borde del abismo junto con un águila gigante que le habla, el Rey de las Alturas, y le dice con voz grave (si fuese la de Liam Neeson genial, como el León de Narnia): "Debes creer que volarás, y entonces... lo harás." Y el niño salta y gracias a Dios, o al género fantástico de la peli, el niño vuela y todos ríen. Y es un final feliz que nos deja contentos un rato, flotando con la magia de la peli, y cuando ya estamos tan embriagados de esta sensación y creemos que de verdad podemos volar, dar un saltito y elevarnos, nos damos cuenta de que era una película y la vida es distinta, y no podemos volar.

No voy a decir que podemos volar, ¿eh? No quiero ser responsable del salto al vacío de nadie, ¡jaja! Pero eso que la fantasía te hace llegar no está basado en algo imaginario. No es fantasía que si queremos hacer algo lo podemos hacer. Primero porque el hacerlo "bien" o "mal" no existe. Claro que hay técnicas o formas de hacer las cosas. El hacer no puede estar mal, porque es un proceso, y el proceso está en constante movimiento, o sea que cambia constantemente, por lo que no puede estar de una sola forma. Además, el "bien o mal" habla de un resultado, y el resultado es totalmente relativo. Puede estar exactamente como la técnica lo "pide", y ser algo concreto: una bufanda roja tejida al crochet toda con el punto fantasía Jazmín igualita a la foto de la revista de Crochet, o no, y ser algo en sí mismo, más allá de lo que se espera según la técnica, una innovación, algo particular, un tapiz, si querés, tejido con distintas técnicas: telar, crochet, dos agujas e incrustaciones de corteza de árbol. Y todo está bueno, es válido. Dependerá después del gusto de cada uno preferir las pinturas de un contemporáneo a las de Van Gogh. Habrán razones concretas para que uno elija una ante la otra, que no van a invalidar a esa con la que menos nos identifiquemos.

Por lo cual, si uno quiere, por ejemplo, cantar lírico lo tiene que hacer. Si antes de hacerlo pensamos "¿Para qué, si no voy a poder cantar como Pavarotti?", nos equivocamos. Nadie va a cantar como Pavarotti porque cada uno canta como puede, incluso Pavarotti. El hecho es llegar a cantar de la forma que nos de más placer, porque cuando lo disfrutamos nosotros es cuando lo hacemos plenamente. Y eso le da valor, lo valida. "Bien o mal" no importan, lo que importa es que fue entero. Y la particularidad que adopta lo hace tan entrañable como la particularidad de las expresiones de aquellos que admiramos. Que seguramente hayan disfrutado tanto como nosotros cuando nos entregamos. El placer descarado de disfrutar plenamente. Decidirse a disfrutar de hacer algo y llevarlo a fondo.

P.D: Los martillazos del vecino continúan. Hoy está particularmente ensañado picando con el martillo... En serio, ¡¡¡no entiendo cómo quedan todavía  paredes!!!